Adultos infantilizados por mandatos familiares

Ago 23, 2011

Todos hemos sido criados inmersos en culturas, familias, comunidades o grupos que han funcionado bajo un conjunto de supuestos morales, intelectuales o religiosos que dieron marco a una determinada forma de vivir.  ¿Cómo saber si esas maneras de concebir la vida, de pensar o amar, enseñadas o impuestas cuando fuimos niños, han sido saludables para nosotros? Hay una única manera de saberlo: preguntándonos si nos producían placer, felicidad o armonía interior. ¡Parece una broma! Obviamente el nivel de represión, autoritarismo, mentiras, amenazas o soledad por las que hemos atravesado nuestras infancias, no tenían nada de placentero. Los niños las adoptamos para convertirnos en miembros de ese grupo. Y además porque no teníamos otra opción. Los mandatos pueden tener su base en el miedo, la moral sexual, el ateísmo a ultranza, la codicia, el sometimiento, el “hay que sacrificarse”, o cualquier otro sistema de creencias que dentro de un contexto determinado, aseguren la supervivencia al conjunto.

Ahora bien, si hoy -disfrazados de adultos- defendemos por fuera de nuestro equilibrio personal, eso que fue nombrado como “necesario” en nuestras familias, significa que hemos quedado congelados en una vivencia infantil donde aquello que nos imponían, tanto a nivel afectivo como moral, era intocable. Imposible disentir. En aquel entonces no pudimos obtener una mirada abierta de ningún adulto dispuesto a ayudarnos a descubrir quiénes éramos nosotros. Por el contrario, alguien nombraba cómo debíamos ser. Luego, hemos vivido nuestra vida tratando de ser “eso” que nos habían dicho que debíamos ser o sentir o pensar o desear. Por una única razón: con el fin de sentirnos aceptados y amados.

Sin embargo, ese conjunto de creencias o mandatos que posiblemente ya no tengan ningún sentido íntimo para nosotros ni conserven la más mínima conexión con nuestro ser esencial desconocido, gana. Nacen nuestros hijos y resulta más poderoso un mandato obsoleto grabado a fuego en nuestro corazón herido que el llanto cristalino de un recién nacido. Atendemos más las frases vacías cargadas de prejuicios antiguos nombrados por un miembro familiar, que la contundente certeza de que nuestros hijos nos reclaman. Si estamos preguntando a diestra y siniestra qué es lo correcto y qué tenemos que hacer con ese hijo que salió de nuestras entrañas o que hemos ayudado a engendrar…entonces definitivamente, hemos decidido permanecer cobijados por los mandatos ajenos, en lugar de convertirnos en adultos responsables y libres.

Laura Gutman

Fuente de la imagen: Unsplah

También te puede interesar

Familias numerosas y partos múltiples

Familias numerosas y partos múltiples

En Meitaimaitie pensamos en las Familias Numerosas y los Partos Múltiples, y por ello, todas las familias que acrediten dicha situación tendrán un descuento del 10%. Para poder disfrutar de este descuento tendréis presentarnos o enviarnos por email el Libro de Familia...

leer más
Primavera y alergias en niños

Primavera y alergias en niños

Llega la primavera y con ella la naturaleza resucita, los días se alargan, y en la consulta son cada más frecuentes las dudas sobre cuadros alérgicos. Las alergias se manifiestan de formas muy diferentes, pero en primavera por influencia del polen destacan dos cuadros...

leer más

Teléfono y whatsapp

624 27 64 85

EMAIL

info@meitaimaitie.com

NEWSLETTER

Subscríbete a nuestra newsletter y te informaremos de novedades, promociones y ultimos post de nuestro blog
Nosotros

MeitaiMaitie nació de la necesidad de compartir una forma de entender la crianza y el porteo. Hoy, sin embargo es ya parte nuestro proyecto de vida. Un proyecto que ha ido creciendo y evolucionando.

Copyright 2023 – Developed by anfora.net